Con el paso del tiempo y el uso constante, las cerraduras pueden volverse más rígidas, generar ruidos o presentar dificultad al girar la llave. Una buena lubricación es esencial para conservar su funcionamiento óptimo y evitar desgastes prematuros. Sin embargo, no cualquier producto ni método es adecuado.
¿Por qué es importante lubricar una cerradura?
Las cerraduras contienen componentes metálicos en movimiento que, al rozar entre sí, generan fricción. Con el tiempo, esta fricción puede provocar desgaste, acumulación de suciedad o incluso bloqueo. Una lubricación adecuada reduce ese desgaste, facilita el giro de la llave y extiende la vida útil del mecanismo.
Además, en zonas con alta humedad o exposición al polvo, una cerradura sin mantenimiento puede oxidarse o atrancarse con mayor facilidad.
Qué tipo de lubricante utilizar
Uno de los errores más comunes es aplicar aceite doméstico, grasa o lubricantes densos que atrapan polvo y terminan empeorando la situación. Lo ideal es usar:
Lubricantes secos a base de grafito: ideales para cilindros y bombines, no atraen suciedad.
Lubricantes en spray con base de PTFE (teflón): penetran bien y dejan una película protectora sin residuos pegajosos.
Aceites ligeros específicos para cerraduras: aptos para mecanismos interiores, siempre en pequeñas cantidades.
Evita el uso de productos como WD-40 en exceso o grasa de litio, ya que pueden generar obstrucciones si se acumulan con polvo.
¿Cada cuánto tiempo se debe lubricar?
No hay una regla única, pero una buena práctica es lubricar la cerradura cada 6 meses si está en una zona con clima templado, y con mayor frecuencia si se encuentra expuesta a la intemperie o si muestra signos de fricción. También conviene hacerlo tras una limpieza o mantenimiento general de la puerta.
Cómo aplicar el lubricante de forma correcta
Limpiar previamente la cerradura con aire comprimido o un pincel para eliminar polvo o residuos.
Aplicar el lubricante dentro del cilindro o ranura de la llave con moderación.
Insertar y retirar la llave varias veces para distribuir el producto internamente.
En cerraduras con mecanismo visible (como las de portones o garajes), lubricar también los puntos móviles visibles.
Nunca satures el mecanismo. Un exceso de lubricante puede generar el efecto contrario.
Cuida tu cerradura con mantenimiento preventivo
Una cerradura bien lubricada no solo gira con suavidad, sino que responde mejor ante posibles manipulaciones externas. El mantenimiento preventivo es una forma económica y sencilla de proteger tu hogar y prolongar la vida de tus sistemas de seguridad.